Acercarse al Rosedal de Palermo es como zambullirse en un mar de aromas y colores. Entre pérgolas que bordean el lago, esculturas y fuentes, sin dudas es uno de los paseos más pintorescos de la ciudad.
Es un jueves de octubre, de esas tardes primaverales en las que el termómetro apenas roza los 20° y el sol acompaña tímidamente. Cámara en mano, estoy parada sobre una de las glorietas del Rosedal y mis ojos no pueden creer tanta belleza. Hacia adelante, las rosas se disuelven como pinceladas en un cuadro impresionista, mientras la brisa trae un perfume dulce, embriagador.
“Nunca lo vi así!”, exclamo maravillada ante la guía de espacios verdes de la ciudad, que me observa tomar una foto detrás de otra. Me explica entonces que este es el momento de la primera floración, luego de la poda del invierno. “Y de esas ramitas desnudas vuelven a brotar con toda su fuerza, el ciclo se renueva…, no es hermoso?”. Ella trabaja aquí hace varios años, pero confiesa que cada primavera vuelve a deslumbrarse como si fuera la primera vez.
El Rosedal ocupa un espacio de 3,4 hectáreas dentro del Parque 3 de Febrero, terreno donde se emplazaba la quinta de Juan Manuel de Rosas, hasta que fue derrotado el 3 de febrero de 1852 en la batalla de Caseros (justamente de ahí proviene el nombre del parque).
La obra fue realizada en 1914 por el Ing. Benito Carrasco, discípulo del gran paisajista Carlos Thays, y hoy cuenta con más de 8.000 rosales de 93 variedades distintas. En 2012 el jardín fue reconocido con el premio internacional «Garden Excellence Award» otorgado por la Federación Mundial de las Sociedades de Rosas.
Los senderos del jardín invitan a recorrerlo despacio, deteniéndose a observar las sutilezas de las flores y sentir su aroma. Uno puede también sentarse en alguno de los bancos frente a los canteros, o caminar bajo la pérgola que bordea el lago. Además, entre los rosales se levantan bustos de poetas famosos, y muy cerca se emplaza el Patio Andaluz, construido en 1929 y obsequiado por la ciudad de Sevilla.
El mejor momento para visitarlo es durante la primavera y principios del verano, cuando los rosales están en todo su esplendor. Luego irán menguando, hasta que en julio llegue el momento de la poda, durante la cual se reparten gajos entre los vecinos, que pueden llevarse así un pedacito del rosedal a su casa. Con el primer calor de septiembre las plantas se llenarán nuevamente de pimpollos y en octubre el ciclo vuelve a empezar, maravillándonos una vez más.
Datos útiles:
Dirección: Av. Infanta Isabel al 900
Abierto de Martes a Domingo. Entrada gratuita.
Horarios de verano (22 de septiembre a 21 de abril): de 8 a 20hs, ingreso hasta las 19hs.
Horarios de invierno (22 de abril a 21 de septiembre): de 8 a 18hs, ingreso hasta las 17hs.
Los días 1° de Enero, Viernes Santo, 1° de Mayo, 20 de Julio, 21 de Septiembre, 8 de Noviembre, 24, 25, y 31 de Diciembre el Rosedal permanece cerrado, así como los días de inclemencias climáticas (vientos intensos, lluvias, lloviznas persistentes)